En las sociedades actuales están presentes múltiples culturas que coinciden en los mismos espacios públicos. La educación intercultural se propone pronfudizar en la democracia planteando la ciudadanía como un concepto amplio e integrador, concebido más allá de adscripciones nacionales y construcciones etnicistas de las identidades. Por ello, el fomento del diálogo entre las distintas culturas, y el desarrollo de espacios de encuentro en torno a valores democráticos aceptados por todos, son objetivos clave de la educación.
Organizar la convivencia de la mejor manera es una necesidad política y contribuir a ello es una obligación moral. Estamos moralmente obligados a dialogar con los otros culturalmente diversos, para lograr los acuerdos en torno a las cuestiones de justicia que nos permitan vivir juntos en condiciones de dinidad para todos.
La educación en nuestras sociedades ha de orientarse como educación intercultural, capacitando para el diálogo a personas y comunidades.
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